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31 de agosto de 2010

La utilización del MMPI en la psicología laboral

La utilización del MMPI en la psicología laboral



Tomado de INTERPRETACION DEL MMPI, en psicología clínica, laboral y educativa de Ofelia Rivera Jiménez

CONDICIONES PARA SU APLICACIÓN

Uno de los aspectos más interesantes del procedimiento para decidir quién es la persona más adecuada para cubrir los requisitos de de¬terminado puesto, o quién posee características que le permitan aprovechar mejor algún tipo de entrenamiento, es la evaluación de los rasgos de la personalidad que pudieran ajustarse, con criterios más objetivos, a las expectativas en cuanto al desempeño de las actividades correspondientes.

Para este fin existe gran cantidad de técnicas, muchas de ellas fun¬damentadas en los enfoques y los métodos de la psicología clínica. Al respecto, con base en las características anteriormente descritas, el MMPI puede considerarse una de las técnicas más útiles. El uso de este tipo de instrumentos con poblaciones que no tienen ninguna demanda de tratamiento clínico, plantea diversos obstáculos que es conveniente tener en cuenta para la Interpretación adecuada de los datos que se obtengan.

En primer lugar, es conveniente recordar que el MMPI es una técnica auto descriptiva, por lo que los datos que se obtienen deben interpretarse como una serie de afirmaciones sobre ciertos rasgos y problemas que una persona acepta como parte de sí misma y otros que considera que no le corresponden. Es por esto que con frecuencia, cuando se responde al inventario como requisito para la obtención de algún puesto, el individuo lo percibe como una forma de presión o de intrusión en algunos aspectos de su vida afectiva, y tiende a actuar con mucha reserva y muy poca espontaneidad. Esto hace que los puntajes en las diversas escalas de la prueba sean bajos y que este tipo de perfiles, en general, no muestre severidad en los aspectos psicopatológicos.

El segundo punto importante se desprende deteste primer enfoque, en cuanto a que las escalas de control L y K, tienden a presentar puntajes muy elevados, mientras que la F, muy reducidos.

Esta característica, de hecho, es una forma muy peculiar en que el sujeto enfrenta su auto descripción a través de este instrumento. Sin embargo, también es necesario tener en cuenta que ésta se debe a las condiciones de presión en que se aplica el instrumento en estos casos, donde el candidato trata de mostrar lo que considera como su "mejor parte", por el interés de obtener lo que solicita (un empleo, un entrenamiento o una promoción).

En este sentido, la posición "más saludable" es cuando alguien quiere dar la imagen que supone que otros esperan de él, para obtener lo que ellos ofrecen y él solicita.
Por lo tanto, en estos casos es de esperarse que el puntaje de las escalas de control esté muy bajo en F, y muy elevado en L y K, y que el resto de las escalas clínicas, en general, no se eleve por arriba de T 70.

Por lo anterior, es posible que se piense en la vulnerabilidad del uso del instrumento en estas áreas de la psicología. En parte, esta idea puede ser muy válida ya que no podemos olvidar que el MMPÍ es un instrumento desarrollado dentro del enfoque de la psicología clínica para observar respuestas que denotan características psicopatológicas. Sin embargo, es conveniente recordar algunos detalles sobre la meto¬dología para la construcción de cada una de las escalas que componen este instrumento, incluyendo muchas de las que se han desarrollado recientemente con base en los mismos reactivos.

En todas Las escalas clínicas existe un criterio a priori y otro a posterior como base para su construcción. Esto quiere decir que una parte de los reactivos que componen cada escala están relacionados con el supuesto (a priori) de que ciertos síntomas son manifestaciones de determinados padecimientos. Por ejemplo, para investigar elementos depresivos en la personalidad, se espera que el sujete acepte los reactivos enfocados hacia esa sintomatología específica, como "siento frecuentemente deseos de llorar" o "me siento decaído la mayor parte del tiempo".

El otro grupo de los reactivos se obtuvo a través de un criterio estadístico (a posteriori). Es decir, en cada escala se incluyeron reac¬tivos cuyos contenidos no tienen ninguna relación con la supuesta sintomatología del cuadro clínico en cuestión, pero que fueron res¬pondidos de manera estadísticamente significativa por los sujetos que compusieron los primeros grupos de control para establecer las normas de este instrumento. Por eso, reactivos como "Me gustaba el cuento de la Caperucita Roja" o "Me gustan las revistas de mecánica", que de hecho no tienen ninguna relación directa con algún cuadro clínico, están incluidos en alguna de las escalas clínicas.

En los MMPI de los sujetos que contestan bajo presión, es frecuente encontrar que las escalas clínicas se elevan (en general, moderadamente) al contestar de modo afirmativo a los reactivos incluidos en la escala, más por este criterio a posteriori, que el criterio clínico a priori.

Por tal razón, es conveniente que cuando alguna persona eleva su respuesta en alguna de las escalas clínicas, se haga una revisión de las que se han llamado "frases críticas", que son aquellas cuyos contenidos comprenden una importante severidad patológica. Lo esperable, es que se encuentren muy pocas respuestas a estos reactivos.

En resumen, en los casos en que se utilice el MMPI como instrumento de apoyo en la selección de personal, se espera que las combinaciones de las escalas L, F y K, sean fundamentalmente distintas a las esperadas cuando existe demanda de ayuda. Como instrumento de selección, será tomado por el sujeto como una condición o un requisito amenazante, en donde pueden descubrirse algunas de sus deficiencias o defectos y, en consecuencia, no conseguir el empleo o la promoción que está buscando. Con base en esto, tenderán a elevarse las escalas L y K sobre la F.

En la aplicación de este instrumento, aun cuando se trate de una auto aplicación, bajo ningún motivo debe permitirse que la persona lo lleve a casa o lo responda sin la supervisión del encargado de la apli¬cación. En estos casos, se supone que manejar este instrumento fuera del control del psicólogo incrementa la posibilidad de invalidar la prueba, ya que el sujeto puede tratar de asesorarse por otras personas, lo que eliminaría la cualidad auto descriptiva del inventario.

CONDICIONES GENERALES ACERCA DE LA UTILIZACION DE LOS DATOS

Teniendo en cuenta las características y variables que determinan la actitud ante la auto descripción, cuando este instrumento es aplicado en condiciones de presión sin que exista ninguna demanda de ayuda o tratamiento, cabe pensar en las diferencias que se encontrarán, en cuanto a la interpretación que pudiera hacerse con base en las respuestas que se dan al inventario.

Como se mencionó, la mayor parte de los perfiles que se encuentran en estos casos tienen puntajes T moderados, lo que dificulta la posibilidad de hacer inferencias, como ocurre en los casos en que los puntajes de todas las escalas son elevados.

El primer aspecto a considerar está basado en las características cuantitativas del inventario, donde es necesario tomar como referencia las normas del instrumento para determinar la severidad de los posibles elementos psicopatológicos.

Como se dijo antes, la posible severidad psicopatológica de algunos rasgos podría fundamentarse en la observación del puntaje en bruto de la escala F, el cual, si es de 15 o más, podría hacer que sur¬jan cuestionamientos acerca de la estabilidad emocional del sujeto, es¬pecialmente si los puntajes para L y K se encuentran muy reducidos.

Aunada a estas características, la elevación importante (por arriba de T 75) del puntaje de alguna de las escalas clínicas, incrementa la posibilidad de algún desajuste emocional que pudiera interferir el rendimiento en el trabajo. Sin embargo, se puede considerar real¬mente reducido el porcentaje de perfiles del MMPI que posee tales características, cuando el inventario se responde como requisito para la obtención de un empleo o de una promoción. Es más común encontrar puntajes a tal grado reducidos, que en ocasiones sobresalen tan sólo ligeramente sobre T 50, de modo que, desde un enfoque técnico y clínico, no sería posible establecer una clave para estos perfiles (ya que al elaborar la clave no se anotan los dígitos de las escalas clínicas que se encuentran comprendidas entre T 45 y T 55). Posiblemente este aspecto represente el reto principal en el entrenamiento del especialista para el manejo del MMPI, ya que se dificulta la posibilidad de hacer inferencias, así como las interpretaciones correspondientes.

Se puede sugerir un ligero cambio a esta técnica, anotando todas las escalas en forma jerarquizada, conforme al dígito que las define, aun cuando estén comprendidas dentro de la zona de normalidad estadística (T 45 a T 55).

En este punto es importante volver a señalar que, en todo perfil, alguna (o algunas) de las escalas clínicas es superior a las demás; otras se encuentran siempre en un nivel intermedio y otras obtienen puntajes más reducidos, lo que hace posible establecer estos tres niveles como una relación interna entre los puntajes de las diez escalas clínicas. Entonces, las escalas con puntajes relativamente' más elevados, indicarán que la presencia de las características y rasgos de la personalidad a los que se refieren, son más fuertes y están más definidos, pero sin que se tomen como conflictivos.

Las escalas que tienen puntajes intermedios pueden interpretarse como los elementos que el sujeto considera menos importantes, pero que, relacionados con los datos derivados de los puntajes más altos, permiten una mejor explicación de la organización de su personalidad.

Las escalas con puntajes reducidos representan una forma de respuesta que intenta disminuir la manifestación de los elementos de la personalidad que resultan poco aceptables en la autodescripción.

De esta forma, todas las respuestas que una persona da al MMPI son tomadas en cuenta y se facilita la interpretación de los datos.

Existe una importante diferencia entre la interpretación clínica del MMPI y la que se realiza cuando se usa este instrumento en la selección de personal.

Si la utilización de técnicas psicológicas en la selección o ubicación de personal constituye una forma de responder a los requisitos y ca¬racterísticas planteados en el perfil del puesto, buscando a la persona que mejor corresponda, la interpretación de los datos que se obtengan del MMPI deberá limitarse, precisamente, a las características de la personalidad relacionadas con los requisitos señalados.

Como el MMPI es una técnica que, como se demuestra por el número de reactivos que la componen, maneja gran cantidad de variables que proporcionan datos abundantes acerca del individuo, el psicólogo entrenado en el manejo e interpretación de esta técnica es quien tiene que seleccionar cuáles datos deben anotarse en el informe, según las características del puesto.

Mientras el sujeto no solicite ayuda psicológica carecerá de sentido informar en detalle sobre datos de la conflictiva interna que difícilmente serían comprendidos en otro contexto (aunque se llegara a detectar la presencia de severos problemas psicológicos). Además, los informes psicológicos en la selección de personal, son leídos y revisados por otros profesionales y por personal que, en general, no tiene conocimientos técnicos al respecto. Por lo tanto, es necesario que en dichos informes se utilice un vocabulario amplio y general, alejado de tecnicismos psicológicos.

Por otra parte, dentro de la selección de personal, con frecuencia se observa que para el desempeño de algunos puestos o actividades son deseables características que, desde el enfoque de la psicología clínica, pudieran representar cierto contenido patológico, pero que bien pueden ser aprovechadas en determinados contextos de trabajo. El criterio, en¬tonces, sería que la severidad de tales características no ponga en riesgo la seguridad del propio sujeto o de quienes le rodean, y que estos elementos no interfieran el rendimiento en el trabajo.

En resumen: para entender los datos derivados del MMPI, utilizado en la selección de personal, es conveniente observar la presencia de elementos de la personalidad que reflejen psicopatología muy severa, y que puedan comprometer la eficiencia del sujeto en el desempeño de su trabajo (F en bruto, mayor a 15 puntos, con L y K muy reducidas y alguna o algunas de las escalas clínicas por arriba de T 75).

Como en este contexto la mayoría de los perfiles tienden a presentar puntajes reducidos (la mayoría entre T 45 y T 55), es conveniente considerar a los que están relativamente más elevados, como indicadores de ciertos rasgos más definidos de la personalidad; las escalas con puntajes intermedios se relacionan con las más elevadas como formas de explicación, y las de puntajes más reducidos, como la tendencia a rechazar, en la autodescripción, características que al sujeto le desagra¬dan.

Cuando se elabore el informe, los datos deberán estar totalmente apegados al cuestionamiento planteado por los requisitos del puesto a cubrir. La abundancia de datos en estos informes aparta al psicólogo de la búsqueda de ciertas características adecuadas para alguna actividad y que pudieran interpretarse como parar respuestas por otros profesionales que también participan en el proceso de selección de candidatos.

Explicar en detalle aspectos de la conflictiva interna, resulta de muy poco beneficio (y hasta dañino) para la persona que responde al inventario, ya que de su parte no existe ninguna búsqueda de ayuda o tratamiento psicológico.

Es posible que para el desempeño de algunas actividades y puestos, se requiera la presencia de características de la personalidad que ten¬gan alguna connotación psicopatológica. En estos casos, es conveniente delimitar la severidad del rasgo alterado, de tal forma que éste no in¬terfiera el rendimiento y la eficiencia en el trabajo, y no constituya un riesgo para la seguridad del sujeto o la de otros.



Aca les dejo el articulo por si desean bajarlo

1 comentario:

Deyvid dijo...

¿No seria mejor aplicar el MIPS, para el area laboral?